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martes, 12 de junio de 2012

Los Instrumentos Mecánicos

Artículo de Miguel G. Sáez Sotelo. publicado en la revista nº 2 del CMUS de Ourense.

Durante toda la historia, la necesidad de escuchar música sin precisar de intérprete tocando un instrumento, ha llevado a que el ser humano invente ingeniosos artilugios con los que poder amenizar sus tiempos ociosos.
Ya en la Edad Media, la invención de los carillones supuso un importante adelanto en esta materia, y a partir de Renacimiento, con la evolución del órgano de tubos, hasta principios del siglo XIX, surge el Panarmónico, precursor del Orquestrión, como primer intento de imitar el sonido de una orquesta o banda.
A mediados do siglo XIX surge el citado Orquestrión. Este consistía en un mueble de grandes dimensiones que en su interior albergaba una amplia variedad de instrumentos; desde tubos de órgano a instrumentos de percusión, pasando por sistemas de cuerdas frotadas mecánicamente, y en algunas ocasiones piano y acordeón. Éstos eran accionados, bien por unos cilindros metálicos fijos, en un rollo de papel continuo, o también, en contadas ocasiones, con un libro de música.
Éste instrumento alcanza  su mayor auge en la década de 1920 de mano de fabricantes alemanes como Hupfeld, Popper, Pilipps o Webber. Este último fabricará los Orquestriones más populares, con los modelos Webber Maestro, Erato o Grandezza.
La era del Jazz hizo que los fabricantes ampliaran su repertorio ante la gran demanda de canciones populares, y modernizaron su aspecto hacia un estilo Bahaus.
Los Orquestriones son los antecesores de las rocolas o gramolas, populares durante la década de 1950.
Durante este período no sólo existieron los orquestriones; pianolas y cajas de música, con un funcionamiento muy similar a este continuaban sonando en casas, bares o restaurantes.
Las cajas de música proceden de la evolución directa del carillón, y alcanzaron su cénit durante el siglo XIX. Inicialmente estaban constituidas por un disco giratorio metálico con pequeños remaches, que producía el sonido al ser tocado por un cepillo, pero tras las guerras napoleónicas el disco fue sustituido por un cilindro movido por muelles. En algunas ocasiones estas incorporaban también pequeños tambores y campanas, aumentando así el tamaño de la caja. Habitualmente las cajas de música eran accionadas por unas manivelas que ponían en tensión los muelles, haciendo que al soltarla se produjese el sonido. Cuantos más muelles tuviese, más duraría el sonido, pudiendo llegar a sonar durante horas.
En algunos lugares de Suiza se instalaron cajas de música accionadas por monedas, pero estas no tuvieron mucho éxito.
La pianola es un curioso instrumento muy semejante al piano, pero con la peculiar característica de que funciona por sí mismo. Básicamente, consiste en un piano al que se le han incorporado un conjunto de elementos mecánicos para reproducir una obra musical que, en este caso, se encuentra en un rollo de papel perforado que acciona unos resortes. En esta “partitura”, también hay indicaciones de pedal, siendo este accionado por métodos neumáticos. Para mayor expresividad de la obra, la pianola posee un conjunto de palancas que permiten ajustar la velocidad de giro del rollo dando una mayor sensación de naturalidad a la música, efectos de forte a pianíssimo, y controles para avanzar o rebobinar. Este conjunto de controles se encuentran en el frente del piano, justo debajo de la bobina.
La pianola tiene también la característica de poder ser interpretada manualmente por un pianista, o también combinando interpretación real con grabaciones mecánicas, consiguiendo un efecto parecido a una interpretación a cuatro manos.
Este instrumento fue muy popular a principios del siglo XX, y muchos de los compositores más importantes de este período crearon piezas específicas para pianola. Algunos ejemplos son George Gershwin, Scott Joplin, Richard Strauss, Isaac Albeniz...

Todos estos instrumentos mecánicos convivieron durante un tiempo y,  finalmente, sucumbieron ante la aparición de las grabaciones sonoras, pero son testimonio imborrable del poder que la música ejerce sobre el ser humano, y de los ingenios que este es capaz de llevar a cabo para lograr reproducirla.

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