Hubo un tiempo en que el hombre se consideraba inferior,
despreciable y sumiso. Un tiempo en el que uno no era dueño de su vida, la cual
se encontraba a merced de la voluntad divina, y el mundo era un “valle de
lágrimas”.
Pero algo comenzó a cambiar. Influenciadas por los autores y
los filósofos clásicos, algunas personas decidieron analizar la realidad desde
otro punto de vista. Ellos pensaron que, si bien Dios nos hizo a su imagen y
semejanza, no deberíamos ser seres tan insignificantes como creían.
Gracias a esta nueva perspectiva, el hombre renacentista
pudo acceder a conocimientos anteriormente conocidos, y adquirir saberes que
durante el medievo y hasta ese momento se adjudicaban erróneamente al poder
divino.
También tuvieron la posibilidad de mejorar socialmente,
gracias a que, al pasar a ser dueños se sí mismos, podían ascender o descender
por la importancia de sus méritos, y no por la pertenencia por nacimiento a un
determinado estamento.
Fue esta la etapa de los grandes artistas, pero también la
de los grandes mecenas. Esto nos da una idea del interés por el arte que sentía
la sociedad de aquel tiempo.
Incluso en España tuvo lugar un proceso de desarrollo
intelectual, artístico y científico sin precedentes, considerándose hoy día a
esta época como el primer Siglo de Oro español
Por todo esto considero que el Renacimiento fue una etapa de
evolución positiva, y de un gran florecimiento cultural, que supuso un gran
avance en el pensamiento humano, y sin el cual el nivel de desarrollo actual no
sería el mismo.
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