Entradas populares

martes, 21 de febrero de 2012

Y de pronto... se hizo la luz





Hubo un tiempo en que el hombre se consideraba inferior, despreciable y sumiso. Un tiempo en el que uno no era dueño de su vida, la cual se encontraba a merced de la voluntad divina, y el mundo era un “valle de lágrimas”.
Pero algo comenzó a cambiar. Influenciadas por los autores y los filósofos clásicos, algunas personas decidieron analizar la realidad desde otro punto de vista. Ellos pensaron que, si bien Dios nos hizo a su imagen y semejanza, no deberíamos ser seres tan insignificantes como creían.
Este movimiento fue expandiéndose poco a poco desde Italia por toda Europa, como una luz que acabó con el oscurantismo medieval, como una ráfaga de aire fresco que oxigenó el pensamiento y cambió la concepción que el ser humano tenía de sí mismo.
Gracias a esta nueva perspectiva, el hombre renacentista pudo acceder a conocimientos anteriormente conocidos, y adquirir saberes que durante el medievo y hasta ese momento se adjudicaban erróneamente al poder divino.
También tuvieron la posibilidad de mejorar socialmente, gracias a que, al pasar a ser dueños se sí mismos, podían ascender o descender por la importancia de sus méritos, y no por la pertenencia por nacimiento a un determinado estamento.
Fue esta la etapa de los grandes artistas, pero también la de los grandes mecenas. Esto nos da una idea del interés por el arte que sentía la sociedad de aquel tiempo.
Incluso en España tuvo lugar un proceso de desarrollo intelectual, artístico y científico sin precedentes, considerándose hoy día a esta época como el primer Siglo de Oro español
Por todo esto considero que el Renacimiento fue una etapa de evolución positiva, y de un gran florecimiento cultural, que supuso un gran avance en el pensamiento humano, y sin el cual el nivel de desarrollo actual no sería el mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario